(Para Verónica)
El amor: un fin de semana eterno.
Marchitará sus flores
quizás, el tiempo. O, también quizás,
abrebará sin piel en el Leteo.
Todo eso importa poco
ahora. No están marchitas aún
las flores de tus pechos.
Y tu piel seguirá siendo invadida
por las yemas candentes de mis dedos,
mientras bebo la vida
directamente de tu boca abierta.
Yo me vacío en ti
y tú me llenas con tu aliento etéreo.
Es la pura verdad,
lo vi escrito en tu cuerpo.
Bajo la antorcha de tu paso serio
trazaré la ruta por la que andaremos.
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