En una noche incierta
dibujada la cúpula con esos puntos blancos
que tú llamaste estrellas
yo me vi sonriente bajo tu abrazo cálido
Señalando la luna
con una mano erguida me dijiste entre dientes
que el deseo se cura
y tomando mi mano la acercaste a tu vientre
Y en esa noche incierta
desgastamos los labios vaciando la saliva
con las bocas abiertas
y mi lengua arrastrando a tu lengua encendida
Hacia el último averno
Luego se hizo el silencio y mientras yo jugaba
a peinar tu cabello
una sombra de duda se instaló en tu mirada
Y ya no hubo más noches
te llevaste el deseo guardado en un bolsillo
y ni un solo reproche
sólo pude quedarme tu sabor y tu olvido