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martes, 29 de junio de 2010

Canción para una despedida

No sólo tu silencio me hace daño esta tarde
anuda mi garganta
una melancolía
de muerte de descenso al abismo asombrado

No hay luz porque te has ido y no hay sangre en mis venas
sólo me quedan lágrimas
lágrimas ensartadas
ensartadas y yertas sobre sombras ridículas

Acaso las estatuas vierten lágrimas negras?
a ras del suelo pasas
a ras del suelo dejas
negritud y silencio y distancia y olvido

Florecerá el hastío sobre mi cráneo extinto
Brotarán las raíces sobre tu calavera
por culpa de otro dios
degenerado y vacuo

Y lo que más me duele
lo que a mí me envenena
no es el no tenerte
es que ya no me tengas