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lunes, 17 de mayo de 2010

Soneto IV

Yo me llevé la vida por delante,
inscrita en el rumor azul de un cuento.
Fui el hacedor de mi destino errante.
Galopé a rienda suelta contra el viento.

No serviré jamás de ejemplo andante
al corazón que escapa del lamento.
Mi fuero interno es terco y arrogante
y el más fiero dolor es mi alimento.

Del mundo he aprendido cuatro cosas,
a saber: que el amor es sempiterno;
sin espinas, las rosas no son rosas;

que no hay felicidad sin desgobierno
y en todo vientre danzan mariposas.
Esto os puedo enseñar. Este es mi infierno.