(Para V. G. Ocaña)
A veces
me derramo en ti
como cera candente;
como si
ya no fuese un yo
hecho y derecho. A veces
me diluyo en tu piel
dejándome ir
camino de tu vientre.
A veces
soy tu boca o tus labios
o tus ojos, tus pechos;
soy, a veces, tu ira,
y, a veces, tu techo.
Yo quisiera ser tú
pero no puedo.
Otras veces
quisiera ser la esencia de tu beso,
la palpitante yema
de tus dedos,
o la escondida flor
de tu deseo.
Y otras veces, quizás,
tu incógnita o tu miedo.
Pero,
a veces,
sólo quiero ser yo
sencillamente.
Para poder besar
tu ausencia en mi lamento.
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