(Demostración empírica)
Aléjame del mundo.
Llévame deprisa a la envolvente brasa
augusta, cegadora,
de la Nada.
No mires hacia atrás. No tengas esperanza:
que todo resulte cotidiano, sin alhajas,
sentimientos, ademanes, añagazas,
ni cánticos, ni vértigos, groseras
vocales alargadas
o arrebatos de muerte simulada.
Y sobre todo- y esto es un aviso-
no pronuncies la irremediable, estúpida
PALABRA...
Consulta con Lucrecio: de la Nada
no puede salir nada.
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