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miércoles, 14 de abril de 2010

El ciclo de Anadía

I - Big Bang

Corazón desnutrido
la silueta del terco funcionario amador
regurgitará un día
floreciente carroña
del sobaco de dios

en el zaguán soleado del día de mañana
brotará sin remedio
sin esperanzadora fe de peluquería
esa vana ilusión que me obliga a temblar
en el zaguán soleado del día de mañana

toda filosofía
se caerá por su peso cual manzana podrida
con toda gravedad
y la legión infame
devorará a sus vástagos

mientras los enculados por los amaneceres
esos analfabetos
de las dicotomías ebrios de sus quehaceres
producirán sus mierdas en proporciones bíblicas
consumidos por su ego y vencidos por su ira

entre el todo y la nada
el gran ojete núbil que algunos llaman orbe
se morirá de envidia
mirándote a los ojos
y sabiéndote mía

porque cuando reviente esta puta mentira
tú estarás para verlo
sentada en un sillón en la primera fila
con las piernas cruzadas y con las mariposas
revoloteando ecuánimes dentro de tu cintura

hasta que llegue yo
corazón desnutrido desnudo devaluado
metódico asesino
de momentos pasados
a la sombra del tiempo

y tú bajo mi abrazo de matador de osos
entre el polvo infinito
corregirás la mueca de tus hambrientos labios
iluminando el mundo con tu feroz sonrisa
y ese será el principio del resto de tu vida 


II - Te Imagino Así

Imagino tu vientre torturado por las mariposas ciegas que torturan mi vientre y tu estómago destrozado por una duda feroz que lleva mi nombre escrito en un costado.

Imagino tus pechos desbordados de besos aún no dados, de caricias suaves que las yemas de mis dedos te darán sólo si quieres sentir tus pezones erizados por un deseo en flor.

Te imagino así...

Imagino tus manos renunciando a la nada; tus dedos afilados acuchillando fieramente mi espalda mientras te ríes del mundo con tu sonrisa amable.

Imagino tu boca sentenciando mi vida entera entre tus labios perfumados de sexo; la humedad profunda de esas alas sangrantes desvistiendo mi alma airadamente, con la certeza de las balas.

Te imagino así...

Imagino tu desnudez interrogante destrozando mi mirada, despojándome de mí mismo con la misma sencillez con que te quitas las bragas.

Imagino tus ojos descarados encontrando la respuesta que ya conoces en mis pupilas: Mi desnudez colgando de tus pestañas.

Te imagino así...

Imagino tus dientes dándose la bienvenida al festín de la piel, devorando mi carne con el ansia violenta de la necesidad y la fiebre impúdica de la pulsión sexual.

Imagino tus muslos incitándome al baile de sombras entre sábanas, atrayendo mis caderas a tu infierno apenas entreabierto. Y yo hundido entre tus llamas.

Te imagino así...

Imagino tu voz a viva voz cambiando mi mundo desde tu garganta; el eco sonoro de tus palabras acariciando mis tímpanos como cantos de sirena.

Imagino cómo sería perderse en ti y no encontrar jamás el camino de vuelta. Vivir perdido entre tus brazos y no salir jamás al mundo... Puede que eso fuera la felicidad total.




III - Apología de tus muslos

Tus muslos son laderas encumbradas
en las que quisiera trasnochar siempre
y ser un caminante entre las brasas
camino de tu sexo y de tu vientre

Tus muslos son la patria que deseo
la tierra que horadar con la mirada
la puerta que me abres en silencio
el surco de mi vida en tus entrañas

Tus muslos son el muro que separa
mi mundo de tu mundo y de ese mundo
del futuro feroz que nos depara
esta ansia insufrible de estar juntos

Tus muslos servirán como alimento
como fruta prohibida que repara
a esta alma sólo cuerpo que poseo
el día que nos veamos cara a cara

Tus muslos me envenenan Anadía
en las noches de sueños enredados
morir entre tus muslos no sería
menos dulce que hacerlo entre tus labios



IV - Tus Ojos

I

Las estrellas del cielo se han podrido de envidia
de tus brillantes ojos
y yo busco la luz que ilumine mi vida
en tus brillantes ojos

y camino sin prisa buscando entre las sombras
la luz de tu mirada
y tú te abres de ojos mostrándome entre bromas
la luz en tu mirada


II

Tu mirada exquisita en tus ojos castaños
limpios claros profundos como el agua de un río
yo me baño en tus ojos con mis ojos cansados
cansados de haber visto lo terrible y lo críptico

Tu pupila redonda libertina y perfecta
es reflejo seguro de tu esencia más íntima
y tus párpados finos guardan una secreta
comunión con las aves y las rutas marítimas

Tus pestañas danzantes aletean con gracia
dando al viento el poder de esparcir la semilla
de un amor decidido que se mira a la cara
y se enfrenta en voz alta a la melancolía




V - Tus Manos

El ansia de sentir el roce de tu mano
tu mano voladora fina y suave
contra una mano mía
diosa que me estremece
y me devuelve terca el mismo sueño
El ansia de sentir el roce de tu mano

Quiero cantar sin voz a tus manos desnudas
hacer la apología de tus dedos
de tus dedos pequeños
tus dedos como imanes
quiero decirte que amo esas dos manos
como se ama a un amor largo tiempo añorado

Sólo aspiro a morir bajo tu mano amable
en una noche azul como las flores
que crecen en mi pecho
y de mi pecho salen
camino de tus uñas como dagas
para morir al fin al término del viaje

Y renacer recreado por tus dedos expertos
mi silueta febril perfeccionada
por la memoria táctil
de tus dígitos sabios
pariéndome de nuevo cada tarde
dibujado en el aire con un gesto elegante

Quiero que me recorra el eco de tus manos
quiero sentir tus huellas dactilares
emborronar mi piel
sedienta de ese instante
y besarte las manos en silencio
para darte Anadía las gracias por tocarme




VI - Tu Nombre

I

( Prefacio)


Yo pronuncio tu nombre lentamente,
lo susurro en mis sueños noche y día,
me asalta a cualquier hora de repente,
se escapa de mis labios: ¡Anadía!

Me ocurre estando solo o entre la gente,
sin freno, sin control o alevosía,
y aunque quiera apartarlo de mi mente,
mi mente escupe terca: ¡Anadía!

...


II

Tu nombre no es de flor pero parece
azul como la flor
que nunca se marchita
y se mantiene intacta mientras todo revienta

Tu nombre sabe a cielo y sabe a infierno
el cielo de tu boca
el infierno de un beso
y tus dientes perlados mi propio purgatorio

Tu nombre se parece al amor que te tengo
en que ambos son regiones
del ignoto universo
inabarcables e imperecederas

Tu nombre es el lamento de un poeta
en sus primeros versos
tus ojos y tu boca son la estrofa
y tu cuerpo encendido es el poema


III

(Epílogo)

Anadía lo escrito
escrito queda negro sobre blanco
ni el viento más feroz
ni el tiempo en su vertiente de letal asesino
podrán borrar jamás
las palabras que he escrito y que te nombran
palabras que acaricio
para tenerte cerca
para evitar el hastío del abrazo imposible
para ganarle la guerra a la tibia
espera que me mata
parsimoniosamente
por eso nunca dejo de pronunciar tu nombre




VII - Duermevela

Acostumbro a dormir donde el sueño me atrape
bajo un puente romano
vencido por los siglos
quizás entre la hierba o la ceniza
bajo un árbol tal vez con su coro de pájaros

y sueño con la vida y nada temo
del unicornio negro
del orco maloliente
ni de la ira terrible de un dios absolutista
que clama venganza contra el descreído

quiero decir que duermo tranquilo e impasible
sin esperar siquiera
que vengan a buscarme
fantasmas del pasado armados de silencio
o demacrados zombies con sotana


Pero hoy


me retuerzo intranquilo entre las sábanas
y no puedo dormir
me asalta tu recuerdo
las horas impagables de charlas y de risas
la imposiblidad de darte un beso

un delirio febril me atenaza por dentro
congelando mis órganos
con su temida nieve
pátina de terror y de desasosiego
paralizante blancura encrespada

y maldigo mil veces tu inevitable ausencia
y detesto la vida
y la muerte y la espera
la horrible sensación de ser menos que nada
ese miedo mortal de no tenerte

porque quiero poder mirarnos frente a frente
dormir entre tus piernas
el sueño de los justos
buscando en tu cintura el calor de tu boca
y sólo despertar cuando tú me despiertes


VIII - Las Horas

Horas apoltronadas
bajo un sol de justicia
en la vereda azul de tu sonrisa
si no en la negritud de tu mirada

Y el deseo de ser lágrima viva
descendiendo despacio por tu espalda
y esta sed de beber que es infinita
de esos labios de carne desbordada

Horas inmateriales
bajo una luna austera
por el sendero triste de tu ausencia
ese camino gris pesado y grave

Y esta ansiedad de alzar al fin las velas
sin trazar ruta alguna en este viaje
y que el vaivén salvaje de tus piernas
no me impida lanzarme al abordaje

Horas desagradables
bajo una nube etérea
en el rellano añil de tu conciencia
exhalando suspiros irritantes

Y estas ganas de asir tu cabellera
reconocer tu pulpa ingobernable
la impúdica raíz de tu corteza
la suavidad serena de tus carnes

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